Ya estamos en junio. No sé cómo lo sientes tú, pero para mí este mes siempre viene con una especie de alerta interna: llegó el momento de parar, respirar profundo y preguntarme con honestidad, ¿cómo estamos avanzando con nuestra estrategia?
Porque no nos engañemos. Muchas veces vemos la planificación estratégica como algo que ocurre en diciembre, se celebra con entusiasmo en enero, y después se guarda en un cajón, olvidada entre reuniones, tareas y urgencias del día a día. Pero la realidad es que una planificación realmente efectiva es dinámica. Si no la revisamos periódicamente, la estrategia pierde fuerza, dirección y propósito.
Quizás en tu empresa lo estés viviendo ahora mismo: objetivos que quedaron atrás porque el mercado cambió rápidamente, planes que se sienten obsoletos o metas demasiado ambiciosas que hoy generan frustración en el equipo. Es normal, lo vemos constantemente desde nuestra consultoría en Singulares: muchas organizaciones llegan a mitad de año con incertidumbre o incluso estancadas porque no han tomado el tiempo necesario para evaluar y ajustar su ruta.
Pero además, este punto medio del año es clave para reconocer otro aspecto esencial: detrás de cada objetivo cumplido o pendiente, siempre hay personas. A veces, olvidamos que la estrategia no solo se define en función del mercado o la competencia, sino también desde la realidad de quienes la llevan a cabo. Considerar factores personales, desafíos cotidianos e incluso las emociones del equipo es vital para ajustar metas y hacerlas realmente alcanzables.
Según McKinsey & Company, las empresas que revisan su estrategia al menos dos veces al año tienen hasta un 30% más de probabilidades de cumplir sus objetivos. ¿Por qué? Porque pueden anticiparse a obstáculos, corregir objetivos poco realistas, aprovechar oportunidades emergentes y, sobre todo, mantener alineados y motivados a sus equipos con objetivos claros y significativos.
En Singulares acompañamos a nuestros clientes en esta etapa clave del año con espacios de conversación estratégica, talleres dinámicos y procesos de coaching ejecutivo para recalibrar la planificación con sentido y profundidad, poniendo a las personas siempre al centro del proceso.
Por eso te invito a aprovechar junio como tu propio «pit stop estratégico». Una pausa breve, pero intencional, para evaluar tu plan a través de preguntas clave:
- ¿Cuáles objetivos avanzan bien y cuáles necesitan un ajuste? Revisa métricas concretas, escucha con apertura las opiniones internas y evalúa con honestidad.
- ¿Tu estrategia sigue siendo relevante en el contexto actual? Reflexiona sobre cambios en el mercado, la competencia, tecnologías o regulaciones. ¿Debes adaptarte a una nueva realidad?
- ¿Qué aprendizajes valiosos podemos rescatar del primer semestre? No te quedes solo con lo que salió bien. Documentar errores y aprendizajes es crucial para el futuro.
- ¿Qué ajustes específicos realizarás para asegurar resultados en lo que queda del año? Define claramente acciones puntuales, responsabilidades concretas y fechas de seguimiento.
Además, este proceso estratégico no estaría completo sin considerar cómo están desempeñándose las personas que lideran y ejecutan esa estrategia. La gestión del desempeño está estrechamente vinculada a la planificación estratégica. En Singulares entendemos esta conexión y por eso potenciamos la gestión del desempeño con metodologías de coaching, formación de líderes y herramientas concretas para conversaciones efectivas de feedback.
Porque finalmente, las estrategias se ejecutan a través de las personas. No basta con tener metas claras; también necesitamos acompañar a nuestros equipos en su desarrollo, brindándoles la retroalimentación, la claridad y el apoyo necesario para lograr resultados sostenibles.
Si te hace sentido la importancia de ajustar tu estrategia o profundizar en las conversaciones que fortalecen a tu equipo, escríbenos. Desde Singulares estaremos felices de acompañarte con herramientas prácticas que ayuden a que lo que planeaste en papel realmente suceda en la práctica.
Porque la estrategia no es lo que escribes, es lo que haces día a día para acercarte a donde quieres estar.


